El Color Azul por Helios y Vesta - sol planetario - noviembre 2017

Si tuviesen que respirar los colores, ¿qué sentirían ustedes?, con el rojo se imaginarían el perfume de una rosa o de una frutilla… ejercítense ustedes experimentando con la imaginación los perfumes o los colores, como así las texturas de todo lo que los rodea.

Si tuviesen que respirar el color azul, ¿qué sentirían?, ¿el olor de una playa?, ¿el olor del mar?, aspiren, ¿qué sienten?, el olor fresco de la madrugada, mesclado con el olor fresco de las plantas, ¿qué sienten con el color azul? El azul es el infinito, es el padre, es la fuerza, cuando la electricidad se dispara en el cielo ilumina todo y se propaga a través del aire, pero el color azul no solo es el aire que sostiene, que contiene y transporta todas las energías, siendo él la energía misma.

El color azul vive en el éter, es esa esencia divina que lleva dentro suyo, el poder de la creación, el poder de la materialización, la Fuente misma al expandirse se expandió en la energía azul para poder unirse al rayo rosa y poder crear los dos juntos al amarillo, formando así a la llama trina.

Por eso se dice de este rayo, que representa a la fuerza y a la voluntad, esa pujanza que decide de manifestarse en los hechos, en el movimiento, se desplaza y crea y se entrega con mucha firmeza y convicción, cree en si mismo, el azul se afirma en si mismo, “ES” y lleva también la energía del “ego”, es el inicio, el comienzo de algo, es el primer paso que comenzó a avanzar saliendo de la nada, yendo hacia el todo.

Es el éter mismo, el éter es el aire del espacio cargado de la fuerza y la voluntad de la Fuente divina, eso es el azul, es un color que inunda, que da valor, que impulsa, pero sobre todo respírenlo y traten de comprender por qué les digo que lo respiren, porque esta en el aire, cuando lo aspiran y lo hacen entrar dentro suyo, están aspirando la vida misma.

Los antiguos egipcios cuando alguien desencarnaba lo momificaban y a la momia los sacerdotes les ponían delante de la nariz, un instrumento que según ellos le insuflaba el soplo de la vida, para que pueda seguir caminando por ese otro camino que le tocaba transitar, antes de volver a ese cuerpo en la vida, era un ritual, pero en ese ritual, el azul era el soplo de la vida.

Copyright © Monica Sanchez